miércoles, 12 de septiembre de 2012

DURANTE ALGUNAS HORAS...


Durante algunas horas soñé que era un gato. Me desperté a medianoche por el ruido de una tormenta lejana. Salí de mi choza y miré al cielo, allí estaba ella, mi obra estelar. Pero a su lado había algo, era la Luna. Redonda y brillante. En un parpadeo surgió un rostro amable en su piel rocosa, parecía la cara de una anciana, los cráteres eran sus arrugas. El rostro me habló, me dio las gracias por embellecer el cielo. A cambio, me dijo, te recompensaré con un deseo. Quiero ver a mi amada, le contesté. Sea así, me respondió.

Yo estaba en la oscuridad de la noche… la luz de la luna comenzó a tocar mi piel…sentí una extraña sensación. Cuando la luz me dejó y volví a la oscuridad era un gato negro. Gracias, Luna. Salté ágil y rápidamente el muro del jardín de mi hogar y me dirigí a la choza de mi amor. Un perro me ladró mientras cruzaba lo alto del muro de la herrería. Cerca del mercado, animales nocturnos se escondían a mi paso. Poco tiempo después  llegue al hogar de mi amada. Pasé con cuidado bajo la ventana de sus padres y sigilosamente me acerqué a la suya. Salte y me interné en su habitación, como un ladrón. Pero la ladrona era ella, que me había robado el corazón. Antes de caer al suelo, había vuelto a convertirme en humano.

Me acerqué a donde ella dormía, su respiración era acompasada. Me tumbé a su lado y la olí. Adoro su olor. La besé en los labios, ella se despertó. Creía que era un sueño, me dijo.

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